Se acerca fin de año y muchos dicen que es época de balances de sacar lo bueno y lo malo y de mirar al futuro y bla, bla, bla. Definitivamente no tengo el tiempo ni las ganas de hacer los mencionados recuentos de fin de año. Solo queda decir que es un año para olvidar y que no vale la pena hablar de el o darles más vueltas al asunto.
Sin embargo en ese recuento por encima que me pegue acerca de este y un par de años atrás, he llegado a una simple conclusión: El mejor mes del año para mi siempre es Enero.
Se puede pensar que es una consecuencia lógica de pensar que la mayoría de la gente sale de vacaciones en Enero y febrero lo cual significa descanso y huir de la rutina y el hastío durante un tiempo. Al contrario para mi, este mes significa trabajo mucho trabajo, pero es un trabajo que me llena el alma, que me pone los pies en la tierra y que últimamente se ha convertido en lo único bueno que existe en mi vida y que de alguna forma espero todo el año para que llegue.
Hace más o menos cinco años un grupo de amigos a los cuales nos unía un gran cariño, además de ideas políticas similares comprendió que todas esas ganas de ayudar a los demás que cada uno tenía, podían focalizarse y trabajar en conjunto para un gran proyecto. Fue así que nació el programa de campamentos de verano llamado “El país de los niños y las niñas”, bajo el alero de JUNAEB nos propusimos la misión de poder darles vacaciones a niños que viven todo el año en riesgo social y que por ocho día se olvidan de todo lo mal que pueden pasarlo en el año y solo se dedican a disfrutar de días de juegos, playas y diversión. Es así que hemos podido llevar a más de 700 niños al año de distintas comunas de Santiago a la ciudad de Valparaíso para que pasen unas vacaciones distintas y puedan crear ellos mismos su propio país.
Se que muchos piensan que no es gran cosa ya que después de esos pocos días, aquellos niños volverán a sus casa y a su mundo, y tal vez todo lo hecho quedara en nada. Sin embargo siempre he pensado que en tan pocos días se pueden hacer pequeñas grandes diferencias en donde les puedes hacer saber a todos ellos que la vida no es solamente como se la pintan en las calles de sus barrios, que vender droga es una manera fácil de ganar dinero, pero que destruye tu vida; que existen oportunidades mas allá de tener un trabajo indigno donde te pasen a llevar día tras día.
No me digan que soy un soñador si creo que a estos niños si se les puede ofrecer algo mejor que lo que tienen en su vida actual, no me digan que la vida es así y cada uno tiene un rol y el de ellos es vivir atrapados en una realidad tan macabra como la que muchos de ellos tienen. Lo que intentamos hacer no es caridad, es dar un poco de justicia a todas aquellas personas que no saben que tienen acceso a tantas cosas que pueden hacerlos vivir de otra forma. Es súper fácil verlos en la calle y sentir compasión o lástima y darles un par de monedas que nos sobran en los bolsillos. La mayoría se llena de peros al momento de ayudar, todos estamos llenos de buenas intenciones y realmente si creo que mucha gente le gustaría ayudar en algo, pero siempre existe alguna cosa mas importante que no les permite concretar esas ganas de hacer algo y se conforman con dar el vuelto en el supermercado o una vez al año cooperar con la teleton, así la conciencia social queda saldada.
Ya basta de ese maldito argumento de que la sociedad los margina y no les da las oportunidades; quien es la sociedad sino nosotros mismos? Créanme que con poco podemos hacer mucho, solo esta en intentarlo un poco más.
Volviendo al comienzo y a todos estos pensamientos que me hicieron escribir este post, cada día me doy más cuenta que la única forma para mi de ser feliz es a través de los demás, haciendo este tipo de cosas es realmente cuando me siento vio, útil e importante. No se si equivoque al decidir ser abogado, se que por ese lado también puedo aportar mucho, pero tal vez mi vida futura no esté en tribunales y litigando a diestra y siniestra. Por ahora no me importa vivir con lo justo si es que puedo lograr los proyectos que tengo en mente; tengo amigos y personas dispuestas a ayudarme.
Solo espero que algo de lo escrito haya hecho pensar a más de alguno, y más que pensar, lo hayan hecho decidirse a también tratar de hacer esas pequeñas diferencias de las que hablo. De verdad no quiero que este post suene a reproche ni que busco aplausos y felicitaciones por lo que hago. Los que han estado en este tipo de cosas saben que realmente la sonrisa de esos niños o esas lagrimas derramadas por aquellos que no quieren irse hacen que te des por pagado y que todo esto tenga sentido.
* Como nota aparte me permito pasar un aviso para las personas que lean este post: Necesito personas que puedan hacerse cargo de talleres que se les imparten durante enero a estos niños en Valparaíso. Estos talleres son: Teatro, Murga. Además aquellas personas que quieran asistir como monitores también les agradecería que se contactaran conmigo a través de este blog. El dinero es poco pero bueno.
Sin embargo en ese recuento por encima que me pegue acerca de este y un par de años atrás, he llegado a una simple conclusión: El mejor mes del año para mi siempre es Enero.
Se puede pensar que es una consecuencia lógica de pensar que la mayoría de la gente sale de vacaciones en Enero y febrero lo cual significa descanso y huir de la rutina y el hastío durante un tiempo. Al contrario para mi, este mes significa trabajo mucho trabajo, pero es un trabajo que me llena el alma, que me pone los pies en la tierra y que últimamente se ha convertido en lo único bueno que existe en mi vida y que de alguna forma espero todo el año para que llegue.
Hace más o menos cinco años un grupo de amigos a los cuales nos unía un gran cariño, además de ideas políticas similares comprendió que todas esas ganas de ayudar a los demás que cada uno tenía, podían focalizarse y trabajar en conjunto para un gran proyecto. Fue así que nació el programa de campamentos de verano llamado “El país de los niños y las niñas”, bajo el alero de JUNAEB nos propusimos la misión de poder darles vacaciones a niños que viven todo el año en riesgo social y que por ocho día se olvidan de todo lo mal que pueden pasarlo en el año y solo se dedican a disfrutar de días de juegos, playas y diversión. Es así que hemos podido llevar a más de 700 niños al año de distintas comunas de Santiago a la ciudad de Valparaíso para que pasen unas vacaciones distintas y puedan crear ellos mismos su propio país.
Se que muchos piensan que no es gran cosa ya que después de esos pocos días, aquellos niños volverán a sus casa y a su mundo, y tal vez todo lo hecho quedara en nada. Sin embargo siempre he pensado que en tan pocos días se pueden hacer pequeñas grandes diferencias en donde les puedes hacer saber a todos ellos que la vida no es solamente como se la pintan en las calles de sus barrios, que vender droga es una manera fácil de ganar dinero, pero que destruye tu vida; que existen oportunidades mas allá de tener un trabajo indigno donde te pasen a llevar día tras día.
No me digan que soy un soñador si creo que a estos niños si se les puede ofrecer algo mejor que lo que tienen en su vida actual, no me digan que la vida es así y cada uno tiene un rol y el de ellos es vivir atrapados en una realidad tan macabra como la que muchos de ellos tienen. Lo que intentamos hacer no es caridad, es dar un poco de justicia a todas aquellas personas que no saben que tienen acceso a tantas cosas que pueden hacerlos vivir de otra forma. Es súper fácil verlos en la calle y sentir compasión o lástima y darles un par de monedas que nos sobran en los bolsillos. La mayoría se llena de peros al momento de ayudar, todos estamos llenos de buenas intenciones y realmente si creo que mucha gente le gustaría ayudar en algo, pero siempre existe alguna cosa mas importante que no les permite concretar esas ganas de hacer algo y se conforman con dar el vuelto en el supermercado o una vez al año cooperar con la teleton, así la conciencia social queda saldada.
Ya basta de ese maldito argumento de que la sociedad los margina y no les da las oportunidades; quien es la sociedad sino nosotros mismos? Créanme que con poco podemos hacer mucho, solo esta en intentarlo un poco más.
Volviendo al comienzo y a todos estos pensamientos que me hicieron escribir este post, cada día me doy más cuenta que la única forma para mi de ser feliz es a través de los demás, haciendo este tipo de cosas es realmente cuando me siento vio, útil e importante. No se si equivoque al decidir ser abogado, se que por ese lado también puedo aportar mucho, pero tal vez mi vida futura no esté en tribunales y litigando a diestra y siniestra. Por ahora no me importa vivir con lo justo si es que puedo lograr los proyectos que tengo en mente; tengo amigos y personas dispuestas a ayudarme.
Solo espero que algo de lo escrito haya hecho pensar a más de alguno, y más que pensar, lo hayan hecho decidirse a también tratar de hacer esas pequeñas diferencias de las que hablo. De verdad no quiero que este post suene a reproche ni que busco aplausos y felicitaciones por lo que hago. Los que han estado en este tipo de cosas saben que realmente la sonrisa de esos niños o esas lagrimas derramadas por aquellos que no quieren irse hacen que te des por pagado y que todo esto tenga sentido.
* Como nota aparte me permito pasar un aviso para las personas que lean este post: Necesito personas que puedan hacerse cargo de talleres que se les imparten durante enero a estos niños en Valparaíso. Estos talleres son: Teatro, Murga. Además aquellas personas que quieran asistir como monitores también les agradecería que se contactaran conmigo a través de este blog. El dinero es poco pero bueno.