Una tarde de Cafe

Vagando aun en el ajetreo de esta ciudad llamada Santiago, paso a ver a mi hermano y unos amigos que se iban a encontrar en el centro; conversación gratis y uno que otro cigarrillo mientras aun pensamos que con estas conversaciones se puede arreglar el mundo o por lo menos nuestro país.
En eso estabamos cuando a uno de los comensales se le ocurre la idea de la tarde: Porque no vamos a tomarnos un cafecito ? La cosa es que una sonrisa se dibujo en todos los rostros y casi por unanimidad (uno no quiso pero por la sola razón de que no tenia plata, pero ganas si) decidimos encaminarnos a un viejo y conocido café de aquellas galerías escondidas del Centro de la capital.
Mientras nos mezclábamos con toda la gene de la calle, iba mirando los rostros de mis comensales y descubrí en ellos esa mirada de ansiedad que solo tienen los niños cuando es el día de Navidad y están listos para abrir los regalos. Debo decir que no soy un asiduo visitante de estos lugares, mas bien en contadas ocasiones los he visitado, no tengo nada en contra de estos, mas bien digamos que mi carácter no va con el ambiente, pero no tengo ningún problema de asistir a uno y mas aun si soy invitado por amigos.
La cosa es que llegamos los ocho (¿les había mencionado que éramos muchos?) al famoso café (no mencionare nombres para no hacer publicidad gratis) y al entrar fue como pasar a otro mundo; En un principio como que no se ve casi nada por la poca iluminación, sin embargo cuando la pupila se acostumbra, se muestra este mundo escondido tan arraigado ya en las costumbres del hombre chileno.
Al comienzo me siento como un poco perdido así que me agarro de uno de mis socios y lo sigo a un rincón donde seguramente llegaran a atendernos, el resto se dispersa y toman sus posiciones estratégicas. En ese momento hecho un vistazo rápido al local y me parece bastante decente; limpio, la iluminación exacta para contemplar a las bellas mujeres que atienden, y bien ventilado ya que realmente la cosa olía a café. En esos devaneos me encontraba cuando aparece ella., con un bikini diminuto (al igual que todas sus compañeras) que lamentablemente no dejaba mucho en que imaginar y siendo sincero y totalmente animal, se veía rica rica rica. La verdad es que su nombre no importaba, se acerco y nos saludo con dos besos a cada uno (porque chucha son dos besos?, será algún código secreto o una marca especial?) y con una dulce voz me abrazó y me dijo: "Que va a querer bom-bom". Luego de pedir nuestros respectivos cafés, retome mi ejercicio de observación, no se porque cresta en momentos como este en vez de disfrutar el café y la vista, me pongo pensar hueas, pero bueno creo que es inevitable.
Fue como tragicómico ver como los demás clientes del café se dejaban querer por las anfitrionas (que tenían control absoluto de la situación) y las miraban imaginando fantasías y creyendo todo lo que ellas les susurraban al oido (un discurso que debe ser recontra archi repetido), en fin la cosa es que mi anfitriona fuera de hacernos las preguntas básicas que se deben hacer: que hacen? De donde son?, etc (como si les importara algo) se dedicó a acariciarnos y hacernos sentir importantes y deseados. A mi me bajo la timidez y no hable casi nada, pero créanme que realmente disfrute la experiencia, por lo menos con mi hermano que estaba como en la misma que yo, nos cagamos de la risa de este submundo de los cafes con piernas, que por lo menos ayuda a levantarle el ánimo a tanto hombre despreciado que vaga por el mundo que encuentra ahí un poco de cariño mas que sea (dijo el huaso). Despues de un rato nos fuimos y volvimos a la realidad que nos toca dejamos de ser niños - hombres esperando la proxima Navidad.

P.D: Deberían darle una medalla a estas niñas !!